Embalajes Exteriores

Cuando se prepara un envío, no basta con proteger el interior. Los embalajes exteriores son la primera barrera frente a golpes, humedad, rozaduras y otras situaciones habituales durante el transporte. Elegir bien este tipo de embalaje puede evitar daños, devoluciones y pérdidas de tiempo. No es solo cuestión de estética, sino de funcionalidad.

¿Por qué son importantes los embalajes exteriores?

Lo que rodea a un producto en tránsito tiene un papel clave. Aunque el contenido esté bien protegido por dentro, si el exterior no aguanta el trato del viaje, el esfuerzo se pierde. A la hora de embalar, muchas veces se subestima la importancia de una buena caja, una envoltura reforzada o una protección adecuada.

Tipos de embalajes más usados

Entre los embalajes exteriores más comunes están las cajas de cartón doble canal, las fundas plásticas resistentes, los sobres acolchados y los envoltorios retráctiles. Cada uno tiene su uso dependiendo del producto, el peso o el destino del envío. En algunos casos, conviene reforzar con cantoneras o film estirable.

Protección adaptada al contenido

No es lo mismo embalar una pieza metálica que un electrodoméstico o una muestra de laboratorio. Por eso, más allá del formato, es importante elegir el material adecuado y, cuando haga falta, combinarlo con refuerzos adicionales.

Recomendaciones básicas al embalar

Cerrar bien, etiquetar correctamente y dejar el menor espacio libre dentro del paquete son pasos que, aunque simples, marcan la diferencia. Si el embalaje exterior falla, lo demás no sirve de mucho.

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